Fundación Vicente Ferrer
ONG de desarrollo comprometida con el proceso de transformación de una de las zonas más pobres y necesitadas de la India, del estado de Andhra Pradesh y de algunas de las comunidades más desfavorecidas y excluidas del sistema de castas indio: Dálits, grupos tribales y Backward Castes.
A lo largo de las entrevistas nos adentraremos en India. De la mano de la Fundación Vicente Ferrer, una organización que lleva trabajando en el país desde hace más de 50 años, conoceremos el potencial de la educación para construir un futuro mejor en un país en el que más de 370 millones de personas viven con menos de 3 dólares al día.
En India, la situación de las mujeres y niñas es muy desigual en muchos aspectos. Una cuestión muy relevante del sistema patriarcal es que en la actualidad aún existe el pago de la dote para poder casarse. Esto quiere decir que, si tienes un hijo, recibirás dinero de al casarse, pero si es una hija, supondrá una carga económica para la familia llegado ese momento. Ésta y otras situaciones injustas y de discriminación hacia la mujer, han llevado a que la legislación en el país prohíba conocer el sexo del bebe antes de nacer para evitar abortos. Por eso, muchas mujeres viven con angustia y miedo sus embarazos, porque dar a luz a una niña puede derivar en una situación de rechazo, violencia y abandono.
Ante esta situación, uno de los proyectos que impulsa la Fundación permite la construcción de viviendas en zonas rurales cuya titularidad queda a nombre de la mujer. Así, en caso de abandono, ella se queda en la casa, al contrario de lo que es habitual en India. Gracias a estas viviendas, que incorporan instalaciones de saneamiento, las mujeres se convierten en propietarias y comienzan a empoderarse y a participar en igualdad en la toma de decisiones. Además, tiene un impacto directo sobre su salud y la de las niñas, permitiendo que puedan seguir estudiando. Y es que, para la Fundación, romper con la desigualdad solo es posible a través de la educación.
Tras 5 décadas de trabajo en el país, la Fundación ha conseguido que en las zonas rurales en las que trabajan todas las niñas cursen primaria, sin embargo, en la etapa de secundaria el abandono escolar es muy elevado. Las escuelas de secundaria están situadas muy lejos de los núcleos de población y los obstáculos son muchos. Ellas tienen miedo a ser acosadas durante el trayecto o a sufrir represalias familiares por no realizar suficientes tareas en el hogar. Por eso, uno de los proyectos que desarrollan en la actualidad busca mejorar la seguridad en el desplazamiento y reducir tiempos. La Fundación entrega bicicletas y sensibilizan a los rickshaw, los taxis pequeños que hacen los traslados a la escuela, para que cuiden y preserven la seguridad de las niñas, entiendan la importancia de la asistencia a la escuela y se disminuya el tiempo de los desplazamientos. El acceso a la educación secundaria mejora su autoestima, incorpora aprendizajes relacionados con el derecho a la salud sexual y reproductiva, y se reducen los matrimonios precoces.
Aquellas niñas que finalizan secundaria pueden acceder a estudios de enfermería. Uno de los proyectos de la FVF que ha recibido apoyo de la cooperación castellanomanchega ha sido para la construcción de una residencia de estudiantes de enfermería con capacidad para 160 mujeres. Aquí reciben formación, se relacionan y comparten preocupaciones. El acceso a la educación superior proporciona autonomía económica y un mayor empoderamiento. Además, se trata de una inversión para el futuro, pues ésta mujer hará lo posible porque sus hijos e hijas reciban también una educación que les dote de oportunidades.
En esta residencia vive Kullayma, una joven con discapacidad intelectual que cuenta cómo cambió su vida tras ingresar a la residencia. Cuenta cómo ha mejorado su salud y formación, cómo enseña a bailar a Monika y Hagavi, dos compañeras sordas con las que comparte aprendizajes, y cómo gracias al deporte y todo el apoyo recibido es feliz y ha sido seleccionada para participar en competiciones de bádminton nacionales e internacionales.
En Castilla-La Mancha, Martín Hernández, técnico de la Fundación, nos habla de la necesidad de realizar acciones de sensibilización para generar conciencia de las desigualdades y conseguir un cambio local que impulse el cambio global. A través de una exposición fotográfica, que se traslada por diferentes espacios de la región, muestran el sistema educativo de India desde primaria y secundaria hasta la universidad. Fotografías que muestran similitudes y diferencias entre ambos países. En las imágenes se pueden ver semejanzas entre las escuelas de apoyo en India o las escuelas rurales en Castilla-La Mancha, donde alumnos y alumnas de diferentes edades comparten aulas y tienen largos desplazamientos. Sin embargo, pese a esas realidades compartidas, las fotografías muestran diferencias culturales tan grandes como, por ejemplo, que los estudiantes estén sentados en el suelo de la escuela estudiando o caminando descalzos por las calles.
El trabajo que la Fundación Vicente Ferrer es tan amplio que la mejor manera de conocerlo es escuchar a las personas que se involucran, participan y conocen en profundidad el contexto y las increíbles historias de superación tras 50 años de lucha por la dignidad, el cambio y la igualdad en la India rural.
Luz María Sanz Masedo, delegada de la Fundación Vicente Ferrer en Castilla-La Mancha
“La mujer es el motor de cambio para recuperar la igualdad” (Luz María Sanz Masedo)
Nadia Llorens, responsable del departamento de programas y subvenciones de la Fundación Vicente Ferrer en India
“Imagino el futuro con más igualdad e inclusión basado en un equilibrio entre el hombre y la mujer en India” (Nadia Llorens)
Kullayma, participante en el proyecto
Mi diosa favorita es Peddremma, que es una diosa local. El día 1 de enero fui con mis amigas al templo de Kundamindarairu para pedir que tengamos suerte y seamos felices. (Kullayma)
Martín Hernández López, técnico de la Fundación Vicente Ferrer en Castilla-La Mancha
“[Buscamos] un cambio local que provoque un cambio global, que seamos más solidarios, un cambio de actitudes, mejorando el día a día, desde las cosas pequeñas y cotidianas” (Martín Hernández López)