Fundación Kirira

ONG apartidista y aconfesional con proyectos de desarrollo en Kenia. Su principal objetivo es la erradicación de la mutilación genital a la que por motivos de tradición se ven sometidas miles de niñas. Impulsan también la dignidad y la solidaridad hacia los más vulnerables para paliar su sufrimiento y contribuir a construir un mundo más justo.


Kirira empezó trabajando hace 20 años en la comunidad de Tharaka, una tribu que vive en condiciones de extrema pobreza, en una zona semidesértica y donde se mutilan los genitales de las niñas antes de la pubertad. Estrella Giménez nos cuenta como se quedó en shock al conocer esta práctica de violencia tan extrema, y por qué decidió fundar Kirira e impulsar una campaña educativa contra la mutilación genital femenina.

Desde Kirira tejen alianzas con mujeres que buscan cambios en sus comunidades. A través de campañas de sensibilización, desarrolladas tanto en tribus en las que se mutila, como en aquellas en las que no se realiza esta práctica, y dirigidas tanto a hombres como mujeres, explican las consecuencias de la mutilación genital, tanto físicas como psicológicas, y las posibilidades a las que pueden optar las niñas sin necesidad de sufrir ablación.

En los colegios se crean los “club anti ablación”, espacios a los que asisten niñas entre 8 y 14 años para recibir formación en temas relacionadas con salud sexual y reproductiva, higiene personal femenina, derecho a la educación, a la salud y a no ser mutiladas. Paralelamente se trabaja con la comunidad, líderes y lideresas, las familias y el profesorado, para que apoyen y se respete la decisión de la menor y el derecho a no ser mutilada.

Además, aquellas niñas que quieren seguir estudiando, pueden continuar recibiendo una beca para acceder a la educación secundaria y la universidad. Cuándo Kirira comenzó a trabajar en Tharaka ninguna niña había finalizado la educación primaria, hoy mujeres que participaron en el proyecto finalizaron sus estudios en la Universidad y son lideresas de sus comunidades.

Con el apoyo de instituciones públicas como la Junta de Castilla-La Mancha o la Diputación de Ciudad Real se financia una casa de rescate y acogida para niñas que han huido de sus comunidades para evitar la mutilación, que han sido víctimas de violaciones, han quedado huérfanas o han sido repudiadas por sus familias. Este espacios se convierte un hogar donde poder estudiar y disfrutar de su infancia.

Esther Kanga, coordinadora de la fundación Kirira en Kenia, nos cuenta que la mutilación genital femenina continúa porque se trata de una práctica tradicional y cultural, que no se cuestiona, simplemente se realiza. Algunas personas y comunidades creen que serán maldecidas si no la practican. Por eso trabajan con las niñas, con mujeres mutiladas, con hombres, administraciones locales, etc para trasmitir el mensaje de que la mutilación genital femenina esta fuera de la ley y debe cesar. Para que el mensaje llegue a las comunidades usan el canto y el baile, una manera de conectar tanto con jóvenes como con adultos. Josephine Chebet Samali, estudiante y una de las mujeres destinatarias de estos proyectos, canta en su entrevista una de estas canciones: Queremos ser educadas, no mutiladas.

Escuchar las siguientes entrevistas te permitirá saber más acerca una práctica que se sigue llevando a cabo y que conlleva la muerte y el sufrimiento de miles de niñas en el mundo, y comprender que es una lucha de todos y todas erradicarla.

Estrella Giménez, fundadora y coordinadora de la Fundación Kirira.

“el problema de las niñas que decían que no [a la mutilación genital femenina], eran niñas que a veces eran repudiadas por los padres, porque si no quieren someterse a esa ablación a lo mejor no encuentran marido para casarse, porque por las niñas ofrecen una dote” (Estrella Giménez)

Esther Kanga, Coordinadora de la fundación Kirira en Kenia.

“creen que si no la practican [la mutilación genital femenina] serán maldecidos y expulsados de la comunidad y es por esto que aún continúa” (Esther Kanga)

Josephine Chebet Samali, estudiante y destinataria de los proyectos.

“Cuando yo tenía 10 años… querían que fuera mutilada porque pertenecía a la comunidad, pero yo corrí, me escapé y fui a la escuela. Quiero llegar a ser ingeniera profesional y ya he empezado la universidad” (Josephine Chebet Samali)